Ahijado mío, en este fantástico día le pido a Dios que te dé todo lo que te mereces, que te saque de cualquier lugar oscuro y que te lleve al camino de la luz.
Cada vez que pienso en ti ahijado, me lleno de orgullo, y es que eres muy importante para mí. Te has convertido en el hombre que siempre quise que fueras, y te adoro cómo si fueras otro hijo mío.
Ser tu madrina es para mí una gran fortuna, pues no sabes lo orgullosa que me siento al decir que eres mi ahijado. Eres un hombre extraordinario y ser parte de tu vida es una bendición.
Estoy muy feliz de ver en el hombre en el que te has convertido, tan bondadoso, protector de quienes están a su lado, y alguien en quién se puede confiar. Te quiero ahijado.
Por si nunca te lo había dicho, estoy orgulloso de ti y de ser tu padrino, y mi mayor deseo es verte feliz.
Me congratula ser tu madrina, porque eres todo un ejemplo a seguir. Todo lo haces bien y, si no es así, lo revisas hasta cambiarlo para que esté bien. Estoy orgullosa de ti.
Mi precioso ahijado, mi hijo de otra madre, el motivo de mis alegrías, te deseo un lindo día.
Mi queridísimo ahijado, sabes que te quiero con toda el alma y que haría lo que fuera por verte feliz, por eso, no dudes ni un segundo en acudir a mí cuando así lo necesites.
Estoy muy feliz de ser tu madrina, porque te has convertido en un hombre ejemplar. No sólo haces las cosas bien, si no que te aseguras de hacerlas de la forma más meticulosa posible, para así alcanzar el éxito deseado.
Recuerdo el primer día que te vi, te sostuve en mis brazos y decidí cuidarte toda mi vida, en este hermoso día un niño se vuelve hombre. Le pido al universo que te envíe todas sus buenas energías para que seas un hombre de bien.
Siempre te cuidaré y estaré ahí para todo lo que necesites. Recuerda que soy como una madre para ti y puedes verme como una amiga confiar en mí y te daré todos mis consejos para que vayas siempre por el camino del bien.
Eres un ser humano estupendo, con muchas virtudes y cualidades que hacen que cualquiera logre amarte. Estoy orgullosa de ti y de ser tu madrina, y solo deseo para ti amor y prosperidad.
Un ahijado como tú no lo tiene cualquiera, por eso le doy gracias a Dios y a tus padres por permitirme estar a tu lado como tu padrino, tu amigo y tu confidente.
En el día en el que te bautizamos me convertí en tu segundo padre. A partir de ese momento me lo he tomado cómo una labor de la que estoy orgulloso cumplir. En estas líneas te quiero recordar que me tienes ahí para todo.
Recuerda que siempre serás como otro hijo para nosotros. Siempre te apoyaremos en todo lo que necesites.
Dios cruzó nuestros destinos y me dio al ahijado más valiente, leal, fiel y caballeroso de todo el planeta. Desde ese momento tengo una deuda con él. Le pido que me permite tenerte a mi lado y darte mis bendiciones.